El día 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Reciclaje con el objetivo de concienciar a la sociedad acerca de la importancia que tiene reducir y reutilizar los desechos como corresponden, para no contribuir al cambio climático, y así proteger el medio ambiente y todo nuestro planeta.
Reciclar parece una tarea fácil y sencilla, pero no todo el mundo lo hace. Por eso hoy día 17 de mayo se revindica la importancia de reciclar, de reutilizar, de saber sacar partido a esas cosas que ya no necesitamos. Un simple gesto pude suponer un gran cambio; a diario tiramos la basura ¿es tan difícil separar nuestros desechos? La respuesta es NO, efectivamente no lo es, y de hecho, cada vez más personas reciclan en sus hogares.
Las campañas publicitarias y el trabajo de las organizaciones medio ambientales va calando poco a poco en una sociedad que no puede ni debe mirar hacia otro lado. El cambio climático es real y sus consecuencias pueden ser aún más terribles si no tomamos las medidas necesarias ¿quieres ser parte de la destrucción de nuestro planeta?
La clave para que el proceso funcione es muy fácil. ¿Conoces las 3R? Reducir, Reutilizar y Reciclar. No todo es separar, también es importante reducir la cantidad de residuos, utilizar materiales que puedan ser reutilizados, y por supuesto, intentar reciclar todo lo que sea posible.
Beneficios del Reciclaje
“Cada vez estamos más concienciados con la importancia de reciclar nuestros residuos, pero nunca sobra recordarlo dedicando un día a hablar de esta importante iniciativa, tan necesaria en la gestión de nuestros residuos. Y casi tan importante o más que el reciclaje está la reutilización y la reducción, las tres R´s básicas” así opina Irene Alonso Pelegrina, Responsable de Medio Ambiente, Calidad y Desarrollo Sostenible en EUDE Business School.
El medio ambiente nos necesita, todos debemos aportar a la causa y ser conscientes de que un pequeño gesto diario, a largo plazo supone un gran cambio. Si no lo hacemos, el resultado serán animales muertos, montañas de residuos… “¿esto es lo que queremos para nuestros hijos? Pues este es el mundo que les dejamos si no aportamos nuestro granito de arena” apunta Alonso.
En EUDE Business School sabemos la importancia de cuidar el medio ambiente. Por eso, dentro de nuestra oferta formativa ofrecemos varios programas dedicados a la Gestión Ambiental y las Energías Renovables.
Este sábado 24 de marzo se celebra ‘La Hora del Planeta’ un movimiento que pretende concienciar de la importancia de cuidar nuestro planeta.
Esta campaña multitudinaria empezó en 2007, como un gesto simbólico de la lucha contra el cambio climático
La Hora del Planeta es el mayor movimiento a nivel mundial a favor del medio ambiente y es una oportunidad para que podamos aportar nuestro granito de arena en la lucha contra el cambio climático de una manera tan sencilla como es apagar la luz durante una hora. Puede parecer que con este gesto lavamos nuestras conciencias, pero creo que es un momento en el que se recapacita y se pone en valor lo importante que es proteger nuestro planeta. Por lo menos se piensa en ello durante un rato, que es mejor que nada.
¿Por qué hay que apagar la luz? Porque te importa que el cambio climático esté acabando con la biodiversidad, porque sufres que la escasez de agua sea cada vez más acuciante en algunas regiones, porque las lluvias torrenciales y los huracanes, de forma más frecuente, provocan miles de pérdidas materiales y hasta humanas.
La conciencia ciudadana y la educación ambiental, así como la formación e información en materia de medio ambiente, deben ser el presente para que en nuestro futuro más inmediato se elaboren políticas de gobierno y de gestión de los recursos naturales más sostenibles, y se generen hábitos de consumo responsables, pues actualmente estos aspectos no están presentes a la hora de tomar decisiones por parte de los dirigentes.
A nivel institucional, hay que ser valientes y coherentes en la toma de decisiones, no electoralistas ni oportunistas. Sacrificar las buenas relaciones con determinados lobbies por decisiones para el bien común de la población y de nuestro entorno. Es decir, no se puede incentivar el vehículo eléctrico o híbrido y seguir dando subvenciones al diésel. Igual que no se puede favorecer la agricultura intensiva de regadío en un país de secano, donde además se sigue extrayendo ilegalmente mucha agua de los acuíferos.
Hay que formar e informar porque la conciencia ambiental de los españoles es aún muy débil en este aspecto, tal y como indica un estudio realizado por el CIS en 2016. El compromiso de la sociedad con el medio ambiente puede parecer que cada vez es mayor por las recientes iniciativas que se están llevando a cabo: fomento de las renovables nuevamente, vehículos eléctricos, aumento del reciclaje de envases…pero, a nivel individual, la realidad es que el español no es todavía un ciudadano ecológico.
Para ser un ciudadano ecológico, definido como aquel en quien concurren no sólo el cumplimiento de las obligaciones legales ambientales, sino también un cierto número de virtudes morales y disposiciones prácticas hacia el entorno, podemos realizar acciones tanto a nivel público como privado. Entendiendo como público, por ejemplo, asistir a protestas en favor del medio ambiente, salir a calle, participar activamente en asociaciones ambientales o ecologistas, entre otros. Y a nivel privado, es decir, de puertas para adentro, reciclaje de nuestros residuos, un consumo eficiente y responsable de la luz, del gas y del agua, uso de transporte público siempre que se pueda, o hasta la compra de un vehículo híbrido o eléctrico.
Para cumplir con un modelo de vida sostenible habría que asegurar la existencia o mantenimiento de los presentes recursos naturales para las generaciones futuras. Para ello, hay que tender a un desarrollo económico basado en una economía circular, a un consumo responsable y no salvaje, que no haya obsolescencia programada de los productos que adquirimos. Reciclar es importante, pero más lo es reutilizar y más, reducir. Sobre todo, hay que ser conscientes de que nuestro actual modelo de vida, en el que no nos falta de nada, es un lujo que no nos podemos permitir por más tiempo. Hay que sacrificar algunos hábitos, costumbres y comodidades para que haya para todos porque los recursos son limitados y algunos, irrecuperables.
Bien es cierto que no es suficiente con una hora de apagón al año, y eso lo sabe todo el mundo. Efectivamente, la Hora del Planeta es un gesto, un símbolo, pero sirve para despertar conciencias, no para limpiarlas. Después, la mayoría de los ciudadanos continuarán con su vida cotidiana pero seguro que una minoría se toma esto más en serio y trata de ser un ciudadano más ecológico. Entonces, habrá valido la pena.
Irene Alonso,
Responsable de Tutorías de Medio Ambiente, Calidad y Desarrollo Sostenible en EUDE Business School
Dónde tú ves basura, ellos crean moda. En 2010 el madrileño Javier Goyeneche, fundó Ecoalf, una empresa textil basada en el reciclaje y la sostenibilidad del medio ambiente.
Ecoalf rompe los esquemas de la moda tal y como la conocemos. Se trata de una compañía que crea todos sus productos a partir de material reciclado. Nació en el año 2010 de la mano de Javier Goyeneche, como una nueva forma de hacer moda. Esta novedosa idea surgió de su frustración por el uso excesivo de los recursos naturales del mundo y la cantidad de residuos que producen los países industrializados “el 25 por ciento de lo que se fabrica no se vende. El modelo de diseñar, comprar y tirar ya no se sostiene”.
Más de 6 millones de toneladas de basura inundan cada año los océanos perjudicando ecosistemas naturales enteros. Por ello, Ecoalf busca impulsar la moda sostenible y creen que el reciclaje puede ser la solución. Una nueva generación de productos de moda realizados con materiales reciclados con la misma calidad, diseño y propiedades que los mejores productos no reciclados podrían reducir poco a poco, tanto la producción de residuos como su acumulación.
La basura a la que hace referencia la compañía va desde redes de pesca hasta botellas de plástico o restos de café. Materiales a simple vista inservibles para el resto de los mortales, pero que gracias a determinados procesos de reciclaje terminan dando vida a la colección de Ecoalf.
La marca ofrece prendas de calidad, modernas y con un diseño innovador. La firma española compite en el mercado con otras firmas internacionales, pero su sello diferenciador es que todas las prendas de vestir, de calzado y accesorios de moda se han fabricado con materiales reciclados.
En la capital madrileña cuentan con tienda propia en la calle Hortaleza de Madrid, también venden online y espacios multimarca. En España el volumen de negocio supone el 9% de la compañía. Su primer mercado es Estados Unidos, dónde han conseguido importantes alianzas estratégicas.
Para financiar la expansión de la firma, el año pasado Goyeneche dio entrada a su capital al fondo de inversión Manor Group, pero manteniendo la identidad de la compañía “hay tres cláusulas que velan por el objetivo social. Ecoalf es innovación, sostenibilidad y diseño, y si no, no vale”, advierte. Manor Group se especializa en iniciativas que velan por el buen uso de los recursos naturales.
Hoy en día, Ecoalf ha llegado a ser unas de las empresas más punteras en el ámbito de la sostenibilidad y ha logrado distribuir sus artículos en los mejores grandes almacenes del mundo, demostrando que salirse de la norma no solo es posible sino necesario.
Desde EUDE Business School apoyamos el emprendimiento y animamos a nuestros alumnos a lanzarse al mercado empresarial.
La historia de la mayor parte del territorio de la península ibérica está enmarcada en un clima mediterráneo, caracterizado por inviernos templados y lluviosos, y veranos secos y calurosos, con otoños y primaveras variables, tanto en temperaturas como en precipitaciones. Este clima se acentúa más según nos acercamos a la costa oriental y suroriental. Por lo tanto, todas las civilizaciones que han escrito esta historia aprendieron a gestionar un recurso natural tan vital, y a su vez, tan variable en abundancia como es el agua, pues su supervivencia dependía de ello.
Actualmente, España es un país pionero en innovación y desarrollo en la gestión y planificación del agua, ya que ha sabido adaptarse a la escasez de este recurso natural a lo largo de su historia. Concretamente, dentro del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente donde encontramos varios organismos públicos relacionados con la gestión del agua, el estado de los recursos hídricos, del dominio público hidráulico, planificación y gestión hidrológica, etc., existe un organismo llamado Observatorio Nacional de la Sequía (ONS) el cual pretende aglutinar a todas las administraciones hidráulicas españolas con competencias en materia de aguas, con el fin de constituir un centro de conocimiento, anticipación, mitigación y seguimiento de los efectos de la sequía en el territorio nacional. Las principales herramientas con las que cuenta la administración general de estado para la planificación y gestión de sequías son:
Por lo tanto, puede parecer que España está preparada para afrontar periodos de sequía hidrológica, pues es algo que forma parte de nuestra idiosincrasia. Lamentablemente, hay factores que no podemos controlar, como es la falta de lluvias tan prolongada que hemos sufrido desde hace varios meses. Nuestra “habitual” sequía hidrológica es también una sequía meteorológica, lo que agrava las consecuencias no solo ambientales sino también económicas y sociales de este fenómeno. Embalses bajo mínimos históricos, ríos secos, campos áridos que no producen ni la mitad de lo esperado, y una contaminación atmosférica atroz en las grandes ciudades. Sí, es la peor sequía en décadas, así lo afirman los expertos, y el 2017 será el año más seco desde 1965. Pero el factor meteorológico no lo podemos controlar, ya conocemos nuestro clima y por mucho que seamos capaces de predecirlo, no podemos hacer que llueva más y mejor, o por lo menos de forma más repartida y no tan torrencialmente. Por eso tenemos que centrar nuestros esfuerzos en lo que sí podemos controlar: en el consumo responsable del agua. Aunque parezca poco creíble, aún hay en España más de medio millón de pozo ilegales que extraen agua de los acuíferos para la agricultura, datos reconocidos por el Estado. Si se agotan los embalses, podremos abastecernos de los acuíferos en situaciones verdaderamente excepcionales, pero si nos quedamos sin nuestros acuíferos, estamos perdidos.
El sector económico que más agua necesita (un 65% del total del agua utilizada para abastecimiento en general) es la agricultura y la ganadería. Si no propiciáramos los cultivos de regadío, cuando el clima mediterráneo se caracteriza por lo contrario, por un cultivo de secano, quizá el consumo del agua fuera más sostenible. La industria gasta un 15 %, el cual con medidas de control del gasto, evitando derrochar y aprovechando al máximo el agua reciclada, seguramente se pueda reducir. Pero hay que querer, hay que proponérselo. Y como suele ser común con los problemas ambientales, hasta que no vemos las orejas al lobo, no actuamos. De qué sirve que ahora se estén tomando medidas de emergencia en ciudades y pueblos que están sufriendo de primera mano la sequía cuando este problema ya se estaba fraguando desde hacía meses; de qué sirve que en la ciudad de Vigo su ayuntamiento decretara a partir del mes de octubre como medidas la supresión de riegos y baldeos de calles, o la revisión del sistema de saneamiento por si había fugas, incluso se plantearan un trasvase desde un río a otro para abastecer el consumo mínimo de la ciudad, abastecimiento que no tiene asegurado cuando finalice este año. ¿No se supone que somos un país pionero en planificación de la gestión del agua, en gestión de la sequía y de los recursos hídricos? ¿No se puede planificar una correcta prevención de fugas con un buen mantenimiento de los sistemas de abastecimiento? Antes de dejar a la población sin agua por restricciones en su consumo, ¿no se puede prever un uso sostenible del agua en periodos de verano? ¿No se puede prever un aumento del consumo equivalente por habitante en periodos de temporada alta en zonas de afluencia turística?
Añadido a todo lo anterior, no encontramos con que el agua es barata en España. Por lo tanto, si se derrocha, no pasa nada, porque para lo que cuesta…Hasta que no veamos el agua que consumimos como un bien caro, y no barato, por lo que supone su carencia, no actuaremos en consecuencia.
Irene Alonso Pelegrina
Coordinadora y profesora on-line del Master en Gestión Ambiental de EUDE Business School